lunes, 27 de febrero de 2017

Cultura organizacional: un impulso para producir más

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Por lo general cuando se funda una empresa, de las primeras cosas que se establecen para su funcionamiento están la misión, la visión y los valores. A este conjunto de elementos le llamaremos filosofía organizacional.

Posiblemente si se hiciera una encuesta a los empleados de una empresa sobre en qué consiste la filosofía organizacional de su compañía la mayoría no sabría contestar con exactitud. Algunos dirían que son cosas que vieron en la inducción, o que están colgados en alguna pared del edificio, pero la realidad es que, es muy común que los colaboradores no conozcan al 100% esta filosofía que rige a la empresa, lo que significa que no la conocen y esto deriva en bajo compromiso laboral y muy poca productividad.

El primer paso para lograr la permeabilidad de la filosofía organizacional es saber qué es y cuáles son los elementos la conforman:

La mejor definición de filosofía organizacional es la que dio Schein en 1984:  “Filosofía organizacional es el patrón de premisas básicas que un determinado grupo inventó, descubrió o desarrolló en el proceso de aprender a resolver sus problemas de adaptación externa y de integración interna y que funcionaron suficientemente bien a punto de ser consideradas válidas y, por ende, de ser enseñadas a nuevos miembros del grupo como la manera correcta de percibir, pensar y sentir en relación a estos problemas.

Misión: La misión es el motivo o la razón de ser de la compañía. ¿Por qué fue creada? ¿Qué pretende? 

Visión: La visión podría definirse cómo la meta a la que se pretende llegar en un tiempo específico. Es decir ¿cómo se ve la empresa en un lapso de 10, 15,20, 50 años? 

Valores: Es el eje de la institución. Lo ideal es que se consideren todos los valores, pero para facilitar el aprendizaje siempre se puede empezar tomando cinco o seis principales como la honestidad, el orden, el compromiso, la responsabilidad, etc. Definan cómo es que quieren que sus empleados sean. 

El segundo paso es la comunicación. ¿Qué harás para que los empleados se enteren de la existencia de esto? Evidentemente no siempre basta con tenerlos en un marco en el comedor o en una placa dentro de la oficina del director general. Recordemos que es más fácil predicar con el ejemplo, si los jefes tienen claro la filosofía organizacional y la viven, podrán transmitirla no sólo a través de las pláticas o charlas sino también por la manera en la que ellos trabajan y se desempeñan darán ejemplo y se convertirán en líderes para sus colaboradores.

Las ventajas de tener una cultura organizacional definida y clara las verás reflejadas en los resultados de tus empleados, un filosofía que motiva crea mejores colaboradores, más eficientes y eficaces. 
Cuando cuentas con una cultura organizacional fuerte, el personal de la empresa se encuentra convencido de los valores y creencias de la organización; el fundador es una leyenda que inspira y esto es un sentimiento compartido por todos los miembros. Sin embargo cuando la cultura es débil, no hay convencimiento con los valores organizacionales y el control se debe ejercer a través de tiranías y burocracia, los valores son impuestos de alguna manera.

La cultura organizacional se puede medir de varias maneras, ya sea a través de evaluaciones manuales o con herramientas que faciliten y automaticen el proceso. En América Latina existen certificaciones que también facilitan el proceso de captura de información.

La verdad de las cosas es que para que una empresa funcione bien debe contar con una filosofía organizacional bien establecida y muy bien comunicada. Si eres dueño de una empresa y no sabes por dónde empezar, acércate a un experto que te oriente y ayude a creceré tu negocio, no sólo hacia afuera sino también hacia adentro.

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